Entre el improvisado puerto de Crucero Corozal situado a orillas del río Usumacinta y las ruinas de Yaxchilán hay cerca de una hora de viaje. Las orillas a ambos lados del río están cubiertas de vegetación tropical y se dice que puedes ver algún que otro cocodrilo. Para visitar el complejo de ruinas se accede por un sendero flanqueado por grandes árboles tropicales. Conforme uno se va introduciendo en la selva comienzan a oirse ruidos de toda clase.
Una de las primeras estructuras que te encuentras es El Laberinto, desde ahí se llega a la Gran Plaza en la que se encuentran diversos edificios entre los que destacan el juego de pelota, varios templos y una importante cantidad de estelas.
Las ruinas de Yaxchilan, Chiapas como muchas de las ciudades mayas, fue primero en 350 D.C. fue una aldea agrícola, sin duda por la abundancia de agua. Cuenta con más de 70 edificios identificados hasta la fecha despúes de 35 años todo se traduce en cuatro templos de gran mérito arquitectónico. Cada uno estaba adornado profusamente con tres dinteles de piedra esculpida que es una estructura horizontal que salva un espacio libre entre dos apoyos.
La ciudad de Yaxchilán, fundada en el siglo IV, se convirtió en uno de los reinos más poderosos de la cultura maya. Los reyes de Yaxchilán construyeron templos, pirámides y palacios de lujo alrededor de la gran plaza que se extiende sobre las costas del Río Usumacinta.
A pesar de que la extensión de la ciudad es muy vasta, el público sólo tiene permiso de visitar la Gran Plaza, la Gran Acrópolis, la Acrópolis Pequeña y la Acrópolis Sur.
La barrera natural formada por el Usumacinta protegió a la ciudad de una invasión extranjera. Sin embargo, durante la temporada de lluvias, Yaxchilán se convertía en una isla por la creciente del río. Es por esto que construir una forma de pasar por sobre el río durante todo el año se convirtió en una necesidad para poder tener comunicación durante todo el año.
Los mayas resolvieron este problema de transporte construyendo un puente suspendido de 100 metros de longitud por sobre el río durante el siglo VII. El puente maya en Yaxchilán era el más largo de la antigüedad, desde su construcción hasta la segunda mitad del siglo VII, conectando a la ciudad de Yaxchilán con la costa norte. Su tramo central de 63 metros continuó siendo el más largo del mundo hasta la construcción de uno en Italia en 1377
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